lundi 1 avril 2013

Carta de Alhucemas



José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es
 

Brumosa y con una lluvia contenida, la capital rifeña acogía ayer lunes el I Festival Amazigh sobre Arte y Patrimonio en el Rif que, organizado por la asociación “Rif Siglo XXI” en colaboración con el Instituto Real de la Cultura Amazigh y el respaldo del Consejo Regional Taza-Alhucemas-Taunat, se prolongará hasta el sábado que viene. Pasadas las 15.30 locales (una hora más en Ceuta y Melilla) el presidente de la asociación, Yassin Errahmouni acompañado del presidente del Consejo Regional, Mohamed Boudra, presentaron la semana que pretende, en síntesis, la promoción de la cultura amazigh, su arte y su patrimonio, en el Rif. En la mesa, el poeta e investigador Mohamed Asouik y Karima Bouallal, profesora de la universidad de Nador. A la entrada del Consejo, presidida por un mosaico de generosas proporciones con la efigie del joven soberano Mohamed VI, obra del artista rifeño Mohamed Tarhouchi, compartían espacio y atención una antología de publicaciones sobre el mundo amazigh (fundamentalmente del IRCAM) y diferentes talleres de artesanía, entre otros de la cooperativa de costura Ait Hicham, descollando una esquina colmada con bolsos, bufandas y otros efectos adornados con el rostro del Emir del Rif, Mohamed Ben Abdelkrim El Jatabi, cuyo recuerdo sigue omnipresente, de una forma u otra, por estas agrestes y bravías tierras.

Si Errahmouni inició el acto destacando la importancia de esta primera edición para “apoyar la cultura amazigh no solo en el Rif, sino en el resto de Marruecos así como en otras áreas geográficas en las que lo beréber sigue manifestándose” (en realidad en todo el Magreb e incluso Egipto, así como en el Sahel), el presidente del Consejo Regional, Mohamed Boudra llamaba la atención de este escribano enfatizando, a posteriori, que “El Rif es sin duda una de las regiones históricas más importantes de Marruecos”.

El investigador Mohamed Asouik, por su parte, esbozó en su intervención los antecedentes y situación de la poesía rifeña, mientras que la profesora Karima Bouallal, rápida en el verbo y en una exposición amena y didáctica realizó un gran esfuerzo pasando, ora al español, ora al dariya (árabe popular marroquí) la m misma, adornando su conferencia sobre magia y superstición en la cultura popular del Rif con numerosos ejemplos citando, de paso, a diferentes autores entre ellos el investigador melillense Vicente Moga o la novelista Concha Gómez Sarasua, en una intervención seguida como el resto con gran atención y en la que comparó la tradición en España (y otras partes de Europa) del 24 de junio, Día de San Juan, con rituales rifeños similares “si bien en julio”, lo que no deja de ser cuando menos curioso. Al final un ordenado coloquio en el que los asistentes, jóvenes en su mayoría, expusieron más de una cuestión. Para hoy martes y entre otras actividades, está prevista la representación de una obra de teatro a cargo del grupo “Ajial” (Generación).

Planificado en principio con anterioridad y después de diferentes azares fruto del “general” circunstancias (“condiciones objetivas” que diría la escuela del materialismo histórico), la primera edición del Festival Amazigh sobre Arte y Patrimonio en el Rif sale finalmente a la luz, si bien con una programación mucho más ajustada. Pese a su pleno encaje constitucional y a la relativa integración de la sociedad y la cultura amazigh en el país, aun queda mucho camino por recorrer. 

Bien es verdad que el Reino de Marruecos ha tenido la inteligencia y cintura suficiente para ir dando, aun tímidamente, una serie de pasos que han evitado hasta el momento choques étnico-sociales como los sufridos en la Cabilia argelina y que el propio IRCAM (Instituto Real de la Cultura Amazigh) mantiene las puertas abiertas, pero con el mundo amazigh en plena ebullición (desde el norte de Mali hasta el oasis de Siwa, en Egipto) urge abrir las espitas e impedir que la caldera suba más de presión. Bien está lo que bien parece y confiemos en que el presente festival prosiga su andadura el año que viene, con más fuerza y proyección. 

La cultura libera las mentes y atempera los espíritus. Lo menos indicado, con los tiempos que corren, es pretender seguir encorsetando la lengua, el arte y patrimonio de una cultura como la amazigh que, pese a quien fuere, sigue presente y activa manteniendo su bandera a lo largo y ancho de Marruecos: desde el Rif, al Atlas o el Sous. Si Asouik afirmaba a este escribano que “hay todavía muchos obstáculos a superar, la cultura bereber siempre ha sido machacada”, Karima Bouallal recordaba a los presentes que “bereberes y judíos fueron los primeros habitantes del país, algo que todavía es mal asumido en Marruecos”.

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