El 12 de junio de 2019 marcó el inicio de una nueva aventura para Yassin Errahmouni, bibliotecario y profesor comprometido con la cultura amazigh. Ese día, emprendió un viaje hacia Japón, invitado por la prestigiosa Universidad de Soka, en Tokio, para impartir una conferencia sobre la identidad amazigh ante una audiencia universitaria internacional.
Este encuentro no solo supuso una experiencia académica de relevancia, sino también la concreción de un sueño personal que Yassin había albergado durante años: visitar Japón, un país que combina armoniosamente tradición e innovación. Su recorrido incluyó ciudades emblemáticas como Tokio, Yokohama, Kioto, Nara, Osaka, Hiroshima y Miyajima, lo que convirtió su estancia en una verdadera inmersión cultural y humana.
Desde su llegada a la Universidad de Soka, fue recibido con hospitalidad y cuidado. Se alojó en una Guest House dentro del campus, donde pudo experimentar la tranquilidad característica del entorno universitario japonés. Durante su intervención, contó con la interpretación del catedrático Ishihara Tadayoshi, quien tradujo su exposición del español al japonés. La conferencia, centrada en la riqueza y singularidad de la identidad amazigh, despertó un gran interés entre los estudiantes japoneses y permitió un intercambio fluido y enriquecedor durante más de dos horas.
A pesar de las barreras lingüísticas, Yassin logró desenvolverse gracias al uso del inglés y a una mentalidad abierta, preparada para enfrentar las diferencias culturales. Japón superó todas sus expectativas: quedó fascinado por la limpieza, la organización urbana y la educación de sus habitantes. Tokio, en particular, le impactó por su ritmo vibrante, sus contrastes urbanos y la convivencia entre tecnología avanzada y costumbres ancestrales.
Durante su estancia, también descubrió la sofisticación de la gastronomía japonesa, destacando su experiencia con el sushi como una de las mejores. Vivió momentos únicos en cada ciudad que visitó: la historia viva de Kioto y Nara, la efervescencia urbana de Osaka, la emotividad histórica de Hiroshima, y la espiritualidad de la isla de Miyajima, conocida como "la isla santuario".
Además de sus actividades académicas, Yassin valoró profundamente la oportunidad de experimentar en primera persona algunos aspectos únicos de la sociedad japonesa: los trenes bala, los baños inteligentes, los estacionamientos automatizados, el respeto al espacio público, y una seguridad ciudadana ejemplar. También se sorprendió con la existencia de supermercados rurales donde las personas se autoatienden y pagan con total honestidad, sin necesidad de supervisión.
En Hiroshima, su visita al Parque Memorial de la Paz le dejó una huella imborrable, al igual que el descubrimiento de Itsukushima, el santuario flotante de Miyajima, Patrimonio de la Humanidad. Cada etapa del viaje fue una lección de vida, una mirada profunda hacia una cultura distinta que, sin embargo, compartió con la suya el valor del respeto, la memoria y la tradición.
Este viaje a Japón no solo representó una ocasión para difundir la identidad amazigh ante una audiencia internacional, sino que también reafirmó en Yassin Errahmouni el valor del intercambio intercultural como vía para el entendimiento entre los pueblos. Su experiencia se convierte así en un testimonio vivo del poder de la educación, el diálogo y el compromiso con las raíces culturales propias, llevadas al escenario global con humildad, orgullo y respeto.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire